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LO QUE LA VERGÜENZA ESCONDE

Foto del escritor: María CamachoMaría Camacho

 
  1. INTRODUCCIÒN

  2. LA VERGÜENZA EN NIÑOS/AS

2.1. CONSECUENCIAS DE NO GESTIONAR SU VERGÜENZA

2.2. CONSEJOS

2.3. CLAVES EN EDUCACIÓN


3. VERGÜENZA EN PERSONAS ADULTAS

4. REFLEXIONES

5. BIBLIOGRAFÍA


 

1. INTRODUCCIÓN


Dr. David R. Hawkins en su libro “El poder frente a la fuerza” clasifica por niveles de energía las distintas emociones otorgándoles puntuaciones entre 0 y 1000. En el caso de la vergüenza, la sitúa en el último lugar, el más bajo, con una puntuación de 20 (le sigue en sentido ascendente la culpa, la apatía, la pena y el miedo, en ese orden. En los puntos más altos se encuentran, por ejemplo, el amor, la alegría y la paz). Según este doctor, cuanto más bajo es el nivel de la emoción, menos energía, más pensamientos negativos y emociones negativas sentiremos. Además, cuanto más baja es la puntuación más destructivas serán las experiencias que vivimos y la realidad que experimentamos.


2. LA VERGÜENZA EN NIÑOS/AS


Niño cubriendose el rostro
Vergüenza

Según Corina González, la vergüenza es considerada una emoción moral universal. Todo el mundo sentimos vergüenza alguna vez. Esta emoción deriva de no sentirnos conformes con algún acto que hayamos realizado, bien sea por la propia frustración que nos ha generado o por no haber alcanzado las expectativas que depositaban sobre nosotros/as los demás. Pero además, en el caso de los más pequeños/as, la vergüenza puede esconder el verdadero potencial del niño o la niña, ya que ellos/as pueden pensar que es mejor pasar desapercibidos/as que actuar y después pasarlo mal a causa de la vergüenza.


2.1 CONSECUENCIAS DE NO GESTIONAR SU VERGÜENZA


Es normal que los niños/as sientan vergüenza en algún momento, de hecho les sirve en muchas ocasiones para redirigir algún comportamiento considerado como inaceptable. Pero si los niños/as reciben castigos a la vez que sienten vergüenza por algún acontecimiento se pueden generar otras emociones tales como la rabia. Si un niño se ve dominado por la rabia podría tratar incluso de querer vengarse. El objetivo de esa venganza podrá ser causar algún tipo de agresión física o psicológica a aquella persona que los hizo avergonzarse. Al recibir una regañina tras sentir vergüenza por algo mal hecho a esa vergüenza se le suma el miedo, entonces, en lugar de aprender la lección, sentirá incomprensión, soledad y la sensación de no ser lo suficientemente bueno o buena.


Hay que tener en cuenta la afirmación del doctor David R. Hawkins cuando dice que la vergüenza hace al individuo vulnerable a otras emociones negativas como el falso orgullo, la ira y la culpa.

Niña con el rostro tapado, señalada
No soy lo que tú opinas de mí

Según Marisol Nuevo, a los 3 o 4 años de edad los niños/as dan mucha importancia a la opinión de los demás. Por ello, pueden sentirse incómodos/as ante personas o situaciones nuevas o distintas de su entorno familiar más cercano, el cual le proporciona seguridad. Esta sensación genera sufrimiento y tiene tendencia a agravarse cuando el niño o la niña presenta poca destreza en alguna faceta concreta, empieza a adquirir complejos y, finalmente, entra en una espiral que le lleva a forjarse una idea negativa de sí mismo/a y una baja autoestima. Esta misma autora nos ofrece los siguientes consejos.


2.2 CONSEJOS


- Evitar frases que invaliden sus emociones tales como: “Eres un bebé”, “Qué cobarde eres”o “Estoy harto/a de esta tontería...”. Todos estos son ejemplos de frases que en nada ayudan al niño que siente vergüenza. Por otro lado, cuidado con exigir y depositar en los pequeños/as expectativas demasiado altas que podrían abrumarles.


- Reforzar la educación emocional: cada vez son más los padres y madres que trabajan la educación emocional en casa. Resulta muy importante que los niños/as aprendan a reconocer sus emociones, a ponerles nombre y a gestionarlas. Esto incluye algunas emociones básicas como la alegría, la rabia o la tristeza, pero también la vergüenza.


Además de los consejos anteriores debemos tener en cuenta que no debemos ridiculizarlos. Con o sin gente delante nunca debemos burlarnos de ellos/as cuando no hacen bien las tareas del colegio, cuando no se atreven a hablar delante de más personas,... Un ejemplo podría ser: la niña o el niño está haciendo un ejercicio de matemáticas que le han mandado en el colegio, pero no creemos que lo esté haciendo bien, en ese caso evitar decirle: “¿Es que no sabes ni sumar eso?, “¡Madre mía, no te sale nada!” o frases por el estilo. Si además les castigamos por ello su vergüenza crecerá exponenialmente a la par que baja su autoestima.


2.3 LAS CLAVES EN EDUCACIÓN


Muestra respeto por ellos/as: no les obligues a besar o dejarse besar por personas que no conocen o simplemente no quieren besar (eso tambien les puede llevar a la la falsa idea de que no son dueños de sí mísmos, lo que puede acarrerar consecuencias como la ansiedad).

Dales el ejemplo, es decir, que vean que avergonzarse de algo que se ha hecho mal nos puede pasar a todas las personas, a las adultas también, acompañándoles en ese momento.

Según la psicóloga Mara Amor, debemos corregirlos cuando hacen algo mal desde la amabilidad, usando la empatia, para que adquieran el aprendizaje sin un sentimiento de miedo y sientan que siguen siendo buenas personas a pesar de haber cometido algún error.


3. VERGÜENZA EN PERSONAS ADULTAS


El origen de la vergüenza en adultos/as suele encontrarse en experiencias vividas en la infancia o adolescencia. Si se han grabado en nuestra memoria estas situaciones de vergüenza de mayores tenderemos a evitar aquello que nos hace sufrir. Esto se acentúa si el origen de la vergüenza proviene dentro de nuestro núcleo familiar. Un ejemplo puede ser: si desde pequeño tu madre o padre te repitían cada vez que vas a dibujar en un papel algo fantasioso que “eso no vale”, “tú no sirves para eso”, “eso que dibujas no tiene sentido”, “no es tu fuerte dibujar”.... puede que nuestra sociedad se pierda un gran artista como dibujante o pintor.


4. REFLEXIONES


Utilizar la vergüenza como recurso educativo esconde las propias frustraciones o miedos.


La crueldad utiliza la vergüenza como herramienta, y sus víctimas a menudo también se vuelven crueles”.


Los niños avergonzados son brutales con los animales y entre ellos”.

- David R. Hawkins


5. BIBLIOGRAFÍA


David R. Hawkins (1995): “El poder frente a la fuerza”. Ediciones El Grano de mostaza S.L. Barcelona.


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